¿Por qué se recomiendan tantas horas de intervención?
La intervención intensiva pretende producir un cambio de gran impacto en el desarrollo del niño. A edades tempranas, este impacto puede ser aún mayor, ya que durante los primeros años podemos provocar un avance significativo en aquellas áreas cuyo déficit es responsable de la mayor parte de la sintomatología del TEA: la interacción social, el lenguaje, la imitación y el juego. Si los niños no realizan avances en estas áreas, es muy probable que las conductas disruptivas aumenten (autoestimulaciones, estereotipias, conductas inapropiadas), interfiriendo con el aprendizaje. La intervención intensiva trata de invertir esta tendencia, así como de compensar la diferencia entre las oportunidades de aprendizaje que reciben los niños de desarrollo típico -sabemos que estos pasan unas setenta horas semanales beneficiándose de un aprendizaje natural en interacción con sus cuidadores o iguales, y que este volumen de horas influye enormemente en el desarrollo infantil- y los niños con TEA para conseguir un avance muy significativo en su desarrollo.